Manuel Salvador Garrido
16/01/2020
Más de la mitad de personas obesas no es consciente de su enfermedad
Una cosa está clara, y es que los hábitos de la sociedad han cambiado y las consecuencias se aprecian en la salud a medio-largo plazo. Realizar las comidas diarias en casa es cada vez menos frecuente debido al estrés de vida y trabajo que llevamos a cabo. Asciende a un setenta y siete por ciento la población que realiza más de tres comidas fuera de casa según la última encuesta sobre hábitos de vida realizada por la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO-SEO) presentada esta mañana en Madrid por el presidente de la SEEDO-SEO, el doctor Francisco Tinahones, y la secretaria de la Sociedad, la doctora Susana Monereo.
La más frecuente es el desayuno, que en un 90% de casos se lleva a cabo fuera del hogar, principalmente por la proximidad con el trabajo o con la vivienda. Al final acaba siendo disimuladamente, uno de los principales riesgos de la obesidad, pues incrementa el riesgo de casi un veinte por cierto frente a quien desayuna en casa usualmente.
El menú que se escoge al comer fuera influye también en gran medida en la salud. Según el estudio, casi el setenta y cuatro por ciento de las personas no pide verdura o ensalada como plato principal cuando come fuera, pero es que además, el sesenta y tres por ciento tampoco lo escoge la verdura como acompañamiento. Llegando a los postres, tan solo un dieciocho por ciento elige tomar una fruta. Casualmente, un veinte por ciento dice que no elige fruta porque no se oferta y que sino, eligiría la opción de la fruta como postre.
“A tenor de los resultados se puede concluir que las personas con obesidad son las que piden menos verdura como plato principal o acompañamiento (un sesenta por ciento no la pide nunca o casi nunca como plato principal y un treinta y cinco por ciento nunca o casi nunca como acompañamiento) y toman habitualmente dulce como postre (un cuarente por ciento frente al veintidós por ciento de los normopeso”, ha explicado el doctor Tinahones. A su juicio, este cambio de hábitos implica a un nuevo actor en la salud de los españoles: a los restaurantes. “Comer fuera de casa ha pasado a ser una forma de alimentarse. Hay que concienciar a los restaurantes que son corresponsables de la salud”, ha considerado el presidente de la SEEDO.
Pero también el entorno incluye. Según se desprende del estudio, el 51% de la población encuestada tiene familiares con obesidad, y el 42,5%, amigos. Además, tener algún familiar con exceso de peso aumenta un 13% el riesgo de tener obesidad, mientras que tener un amigo obeso aumenta el riesgo en un 12,3%. «El tener cerca a una persona con obesidad genera hábitos que favorecen que se incremente el riesgo de la obesidad», ha explicado la doctora Monereo.
Más de la mitad de las personas con obesidad no lo reconoce, lo que a juicio de la doctora Monereo es señal de que no se considera socialmente una enfermedad, y esto es grave. “Es muy dañino porque lo que se provoca es que no se busca tratamiento, lo que retrasa mucho el tratamiento, y la obesidad cuanto más tarde se trata mucho más difícil es», ha asegurado.
La prevención, ha insistido la doctora Monereo, es esencial. Si lo habitual es engordar de dos a cuatro kilos por año, pasar del sobrepeso a la obesidad es relativamente fácil, y de ahí a la obesidad mórbida también, que precisamente ya supone un dos por ciento de la población, según las estimaciones.