La polución en Madrid mata y remata

Manuel Salvador Garrido

16/01/2020

El gran número de estudios sobre el daño que ocasionan las emisiones para la salud señala que la exposición a la contaminación aumenta el riesgo de mortalidad 

En estos días de anticiclón en Madrid, con bajas temperaturas nocturnas por irradiación, al volver desde puntos más altos que la capital española, se puede apreciar una boina verde anaranjada sobre la ciudad. Y todo se produce, principalmente, por las partículas sólidas del aire, que se quedan en la atmósfera por meses, y se generan en combustión del gasóleo.

Las partículas sólidas suspendidas en el aire, que pueden permanecer en la atmósfera varios meses. Estas se generan sobre todo en la combustión del gasóleo, que se utiliza en los vehículos diésel y en ciertas calefacciones.

Además, por los óxidos nitrosos. Solo viven dos días, pero se van renovando y, siempre que se queme cualquier combustible (gasolina, diésel, gas, metano o hidrógeno o madera) con presencia de nitrógeno, se generan más gases dañinos. De hecho, el diésel producía humos negros por sus partículas y en la legislación comunitaria se obligó a su eliminación e instalar filtros en los coches.

En el pasado no muy lejano, yo era buen deportista, pero hace unos 10 años empecé a toser sin parar. Esto se debe a la contaminación y hoy ya no puedo ya hacer deporte, ni reírme. Cualquier tipo de inhalación se convierte en una crisis del sistema respiratorio. Parte de mis pulmones no funcionan. Me moriré pronto por un enfisema pulmonar. Han llegado a destacar un estudio en el 2019 que señala que la exposición a la contaminación urbana, incluso a pequeñas concentraciones, aumenta el riesgo de mortalidad a corto plazo. Pese a que se fomenta el transporte público, si este no es eléctrico, estamos en las mismas.

El aumento de zonas peatonales en las ciudades es inútil para el problema de la contaminación, ya que el aire contaminado fuera de ellas se desplaza de nuevo a las ciudades: no hay barreras para el aire.

Por el clima de Madrid, las situaciones de anticiclón son predominantes, en invierno y en verano. Si en julio o agosto se añade el ozono a los gases contaminante, crea un zulo sin ventilación que se mantienen por años en la ciudad. Ni siquiera el calentamiento global arregla el desaguisado. Incluso en el Sahara las noches son frías por irradiación, como lo son siempre en invierno en Madrid cuando hay anticiclón.

La solución es evidente y económicamente favorable: sustituir la combustión por energía eléctrica. Es económicamente favorable porque esta sustitución elimina la exportación de riqueza española hacia los productores de combustible, captura energía autóctona, como si tuviésemos pozos de petróleo y gas, y durante muchos años genera una gran cantidad de puestos de trabajo. Esto significa el cambio de todo lo malo por todo lo bueno, y la plantilla de trabajadores encargados de ello.

Evidentemente hay que invertir riqueza, pero es una inversión que devuelve esa riqueza con creces, pues es inversión para producir, y no solo para consumir. Hay empresas financieras dispuestas a realizarla, si reciben apoyo oficial.

La polución mata. Además de ello, empeora notablemente la calidad de la vida en las ciudades que mantienen la combustión como principal fuente de energía. Nosotros lo tenemos en nuestras manos. Nosotros podemos eliminarla. Si no es posible, sencillamente, es por falta de decisión global.

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