El año 2020 apenas comienza y ya la primera semana ha sido convulsa a causa de la crisis en Medio Oriente. El ataque de Estados Unidos en Irak donde cayó abatido el líder iraní Qasem Soleimani generó preocupación en todo el mundo, no solo por la posibilidad real de una guerra sino también por el movimiento en los precios del petróleo.
La respuesta de las autoridades iraníes fue jurar venganza contra Estados Unidos por su acción militar, pero en realidad su contraataque fue tan solo una decena de misiles lanzados contra unas bases estadounidenses en territorio iraquí. Ambos bandos quedaron satisfechos frente a su audiencia y fueron cautelosos a la hora de anunciar nuevos ataques armados. Mostraron cierta mesura anunciando acciones calculadas de cara al futuro.
Los ataques entre ambos bandos tuvieron en incertidumbre al resto del mundo por la aproximación de una posible guerra, pero parece que las consecuencias todavía no se han empezado a sentir. La seguridad se mantiene en Medio Oriente y Estados Unidos hasta el momento. Esto calmando al público global que temía el escalamiento del conflicto armado que hasta ahora no es real.
Ambos bandos han salido fortalecidos frente a los suyos tras los ataques y los seguidores de Trump lo han visto como una jugada audaz del mandatario, mientras sus detractores estadounidenses lo ven como una posible cortina de humo para poner en segundo plano su juicio político que ha sido aprobado. Asimismo, puede ser una estrategia de Trump para convencer a sus seguidores de cara a las nuevas elecciones en 2020, donde se juega su reelección.
De todas formas, no es momento de cantar victoria definitiva porque nunca se sabe las estrategias de cada uno de los bandos y si las respuestas agresivas se harán esperar. Por su parte, la decisión de Irán de continuar con su programa y no respetar las restricciones nucleares es preocupante.
LA BALANZA 