Javier Morales Alarcón
07/01/2020
Gracias a las observaciones realizadas con el telescopio Hubble, un telescopio que orbita en el exterior de la atmósfera, en órbita circular alrededor de La Tierra, se ha podido revelar una gigantesca galaxia espiral que podría ser la más grande conocida en el universo local.
A 232 millones de años luz, la galaxia UGC 2885 es 2,5 veces más ancha que nuestra Vía Láctea y contiene 10 veces más estrellas. Parece que ha estado tranquila durante miles de millones de años, posiblemente consumiendo hidrógeno de la estructura filamentosa del espacio intergaláctico, con una tasa de formación estelar la mitad de nuestra galaxia.
Todo apunta a que la galaxia no parece alimentarse de galaxias satélites más pequeñas, por lo que carece de gas el cual cae y forma un agujero negro central supermasivo que parece estar, también, dormido.
La galaxia ha sido apodada «la galaxia de Rubin», en honor de la astrónoma Vera Rubin (1928 – 2016), por Benne Holwerda de la Universidad de Louisville, Kentucky, quien observó la galaxia.
Su tamaño, que ha dejado sorprendidos a los investigadores, apuntan que se puede deber a que no tiene otras galaxias a sus alrededor y que por tanto no se chocan con ella y no interrumpen la forma de su disco.
Los mismos investigadores apuntan a que consideran que lleva creciendo durante millones de años muy lentamente. Pero gracias a la resolución del Hubble, han podido ver también que hay varios cúmulos de estrellas globulares en el halo de la galaxia, una vasta capa de estrellas débiles que la rodean. Un exceso de cúmulos arrojaría evidencia de que fueron capturados de galaxias pequeñas que cayeron durante miles de millones de años.